Anécdota de un seguidor
- inyeccion28
- 1 sept 2022
- 4 Min. de lectura
Esta anécdota es de hace tan solo una semana, actualmente me encuentro estudiando para recibirme de enfermero, tengo 20 años, y parte del motivo por el que escogí enfermería es por mi fetiche con las inyecciones.
Desde que empecé a estudiar medicina mí mamá me empezó a hacer fama de "mi hijo estudiará medicina" lo cuál a mí me agrado, por el hecho de que tanto familiares como vecinos confiarían en qué sí alguna vez necesitan de mis servicios ahí estaré.
Resulta que hace una semana una amiga y vecina de mí mamá le contó que su hijo que actualmente estudia la preparatoria había regresado desde hace un mes a clases presenciales, pero empezó a sentirse enfermo hace unos días.
Es por ello, llevo a su hijo a hacerse una prueba Covid, al dar negativo lo llevo al Doctor y este le diagnóstico una amigdalitis, recetandole 3 inyecciones de Bencilpenicilina procaínica con Bencilpenicilina cristalina.
Mí mamá inmediatamente le preguntó a su amiga que sí ya tenía con quién inyectar a su hijo, a lo que ella respondió lo siguiente: "Ay no, ando buscando quien puede inyectarlo, y es que la verdad mi hijo es bien payaso para las inyecciones, no quería que se las recetaran, pero para que salga más rápido yo sí quise que le recetaran las inyecciones".
Mí mamá entonces le dijo: "Ay mira, sí te parece, mí hijo anda estudiando enfermería y ya sabe aplicar inyecciones, el sin ningún problema puede ponérselas a tú hijo y sin cobrar".
Su amiga inmediatamente accedió, todo esto se dio por la mañana de un Lunes, ambas quedaron en que yo iría a las 6:00 p.m. a inyectar a su hijo.
Mí mamá me dijo todo lo sucedido y yo estaba que moría de emoción, sería mi primera vez inyectando a alguien fuera de la Escuela, yo conocía a este chico de Preparatoria, varías veces lo había visto salir de su casa para ir a la escuela y era inevitable verle sus nalgas, porque el chico estaba súper nalgoncito.
Llegada la hora me dirigí a casa de la vecina y toqué su puerta, inmediatamente ella me abrió la puerta y me saludo muy entusiasmadamente, me invitó a pasar a su sala, estando ahí observé sobre la mesa las jeringas, ampolletas, algodón y alcohol, todo para preparar la inyección.
Le pedí permiso para pasar a su baño a lavarme las manos, después de hacer esto conversamos un poco:
Ella me dijo:
- Ay no sabes cuánto te agradezco que hayas venido a inyectar a mí niño, es que él es bien miedoso para las inyecciones, por eso está en su cuarto, pero lo bueno es que no fue Covid.
A lo que yo respondí:
- La entiendo Sra., honestamente muy pocos prefieren inyecciones pero tiene la razón en que así saldrá más rápido, y efectivamente lo bueno es que no fue otra enfermedad de gravedad.
Mientras ambos conversábamos bajo repentinamente el chico de Preparatoria, llamado Mario, Mario le dijo a su mamá:
- No quiero que veas cuando me inyecté, ¿Puede subir Diego a preparar la inyección arriba?
Y su madre respondió:
- Ah claro claro, está bien, dirige a Diego a tú habitación y que te ponga la inyección, y una vez más muchas gracias Diego por haber venido.
Entonces tomé todo el material para inyectarlo y subí a su habitación, estando ahí el me empezó a contar que odia las inyecciones por mil y un razones, mientras el me contaba porque las odiaba yo estaba preparando la inyección.
Una vez teniéndola lista le dije:
- Bien ahora para que no te duela, tú recuestate boca abajo tranquilo y no aprietes tú nalga.
Mientras el se colocaba boca abajo yo estaba realmente emocionado y excitado por verle sus nalgas, el traía puesto un short gris y sí que se le marcaban las pompas, a su vez también coloque mí teléfono en su cama de tal modo que pudiera por lo menos fotografiar su trasero, y para que no se diera cuenta coloque en frente una jeringa sin destapar y también una caja de ampolletas para que el no viera mi celular.
Entonces le dije:
- Bájate tú short y destapate tú pompi en lo que voy rápidamente por el alcohol que deje abajo.
Realmente no había olvidado el Alcohol, yo lo tenía en mi bolsillo, pero quería dejar que el solo se descubriera lo que quisiera para no incomodarlo, mientras ya cuando regresé me excite demasiado porque él se bajó su short gris y su boxer fruit of the loom color azul marino totalmente por debajo de ambas de sus nalgas, dejandolas totalmente al aire, y subió un poco su playera azul marino para dejar destapada su espalda baja, era una vista hermosa, ambas de sus nalgas al puro aire, casi no tenía pelitos en sus nalgas pero sí tenía la piel chinita.
Entonces ahí rápidamente tome la foto y después guarde el celular para que no me viera, sus nalgas eran hermosas, tan chicas pero grandes, sin casi pelitos, el culito bien paradito, fue inevitable tener una erección.
Después coloque mí mano sobre su nalga derecha en un leve intento de manosearlo y le dije:
- ¿Está bien está nalga?
El me respondió nervioso:
- si, está bien, por favor hazlo muy lento, para que no duela el medicamento
Así que le sobe su nalga bastante bien, coloque mí mano varias veces sobre ambas nalgas, simulando medir en donde iba la inyección, pero realmente yo solo sentía el morbo de manosearlo, después le expliqué que aflojara su nalga para que doliera menos, y puse la inyección, el empezó a gemir levemente y me percate como cerraba su puño con fuerza, cuando terminé el seguís algo tenso así que le sobe su nalga derecha buen rato, después de todo le di una nalgada y le dije "con esas nalgas, seguro no sentiste nada" el simplemente se sonrojo y me respondió "gracias, casi no dolió, puedes subirme mí short?" Entonces, con todo el morbo del mundo, le subí primero sus calzones de la forma más lenta posible intentando tocar todo lo que podía, y después subí su shorts lentamente, cuando acabe le di una última pequeña palmada y terminé.
Al final Mario se sintió bien solo con esa inyección y no quiso que le aplicará las últimas dos, sin embargo, nunca olvidaré como pude masajearle sus lindas pompis.
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